Sus canicas golpeaban a otras canicas, e incluso otras piedras, podían llegar incluso a mellarse, pero seguían rodando como el primer día, saltando de la bolsa hacia el suelo, y empezando de nuevo la partida...
Le había costado mucho conseguir aquellas canicas, días, semanas, meses e incluso años, a todas les tenia un cariño especial, por una cosa u otra, cierto era que habían de mejores, pero a él no le importaba, quería justamente esas bolitas, solo esas, y ya las iría renovando según fuera necesario, pero por el momento no tenía pensado cambiar ninguna, como mucho, quería ampliar su colección, con cuidado, eso sí, con el máximo cuidado para no romper con la estética que tanto le había costado tener.
Seguía jugando, sin darse cuenta de que él era una canica, con la que la gente jugaba a su más mero placer, sin importar como de erosionada podría acabar...
... y es que cuando se rompiera, daría igual, había muchas más canicas en el mundo.
3 comentarios:
pero las canicas están para eso, jugar, rodar, desgastarse, cuidarse... si las cogieras, las guardaras en una bosla desde el primer dia y no las usaras servirian de algo?
siempre sacando talento de las teclas tu... enseñame a escribir o algo, no?
nos vemos renacuaja!
vaya! con que comparando canicas con personas y como se destrozan entre ellas... como siempre digo, muy original!
Tu texto me hizo pensar en la película mexicana llamada "Zurdo" que era sobre un niño de un pueblo muy pobre pero que era simplemente el mejor jugador de canicas de todos los tiempos. y era zurdo. si la puedes conseguir te la recomiendo amplamente. la música es de paul van dyk!
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