jueves, 8 de enero de 2009

Cabalgamos juntos, morimos solos.

Y mientras el atronador silencio resonaba en el exterior de la habitación, dentro era un mundo totalmente distinto, solo habia un sonido, el sonido de un llanto desconsolado, de la falta de aire, la falta de fuerzas, para poder seguir, la falta de ganas, de seguir luchando, porque cuando no tienes nada... nada te interesa, nada te motiva, solo el instinto te hace no contener la respiración para esperar perder el conocimiento, y con un poco de suerte, golpearte la cabeza contra la esquina de la mesa...

No podía andar, no veía nada a su paso, los ojos estaban demasiado nublados como para mostrarte mínimamente las formas y contornos para imaginar el camino, no, estaba deshidratandose por algo que no podia contener, exteriorizar o tan siquiera asimilar... estaba muriendose por dentro, y nadie podia evitarlo...

Pero en el fondo sabía que todo aquello acabaría, no podría prolongarlo mucho más, sólo el tiempo necesario para que las ansias de poner fin con todo superaran el miedo terrible a abandonar el mundo... y sabia que dicho momento no estaba muy distante, solo cabia armarse de paciencia...

Pero no pasaba nada, allí fuera todo seguía igual, con el particular desorden correspondiente a cualquier vida dispersa, sin sentido, cabalgando juntos, muriendo solos.

1 comentario:

asdeoz dijo...

dijiste k no te rendirias, dijimos k no nos rendiriamos, dijimos k este iba a ser nuestro año, dijimos muchas cosas, pero me dijiste k estarías a mi lado, eso es una promesa, ahora debes cumplirla.

te espero a la vuelta. si me fallas el mundo falla.