lunes, 19 de enero de 2009

R.I.P

"Aquí descansa un perdedor"

Rezaba su epitafio... Alrededor de su lápida solo quedaban las hojas secas que un día habían tenido tal color, vivo, que costaba creer que ahora fuera simple abono para la tierra y alimento para pocas especies de gusanos.

Y es que perdedor lo había sido desde un buen principio, desde que cierta mañana de primavera, decidió rendirse...

- "Pero solo en esto", se repetía.

Pero solo eso, pasó a ampliarse, a dejar lo que le molestaba, a eludir los problemas, a eludir las obligaciones, pasó a ser más que casi todo, hasta que llegó el momento en que el miedo no le dejaba actuar, el miedo al fracaso, a no tener lo que quería, a no luchar por ello, trató de cambiar, pero ya se había adentrado demasiado en la espiral de dejadez y abandono, ya no podía evitar perder todo lo que podría querer, ya no podía evitar suspirar, como máxima señal de su deseo...

Había perdido el deseo, había perdido la esperanza...

Y sin esperanza, no somos nada.

Pero al igual que él, muchas lápidas pronunciaban frases similares, no era diferente, por mucho que él hubiera intentado creerse que si, era un mero reo más en la corriente de la mediocridad, no era especial, no era nadie...

Por muy idéntico que fuera al resto, seguía considerándose especial, por lo tanto, no todo estaba perdido...

Todo aquello nunca le había afectado, él sabía quien era, tenía muy claro donde estaba y con quien contaba, para quien era alguien, y para quien nunca podría extinguirse, nunca le había afectado nada, realmente, necesitaba sufrir para sentirse vivo, necesitaba gritar para poderse oír, moverse donde el tiempo no pasaba, luchar en los momentos de calma, había decidido una sola cosa, luchar contra la corriente hasta el final, hasta que la piel cayera a tiras, los huesos se desintegraran y no quedara rastro de él...

Había perdido, pero perdió por todos los medios posibles, para poder mirar directamente a los ojos de cualquiera y decir: "Aquí estoy yo, el perdedor que no se rinde"

Y acabó sonriendo, cuando leyó su lápida, la lápida que marcaba el destino de su vida, pero al fin y al cabo, la vida que había decidido construir... 

A por todas.

Y su epitafio descansaba con dos dedos de polvo, olvidado hasta el final de los tiempos...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

pk siempre acabas emocionandome, por muy triste que sea el texto siempre hay algo bueno que sacar de el.
No te rindas nunca, con nada, pero ten presente que puedes perder.. sino te acabarás volviendo loco.
muaks ç ^^

asdeoz dijo...

a veces cayendo en lo mas fondo es cuando puedes ver la luz pk ésta, demasiado cerca, te ciega. si no sabes lo k es la tristeza no sabes lo k es la felicidad. pero para todo eso se tiene k luchar.

dicho esto, a luchar!

see you bitch!