Pero no tenia intención de profundizar, no tenia intención de lamentarse, no, quedaba claro que para luchar contra él mismo no necesitaba nada más que darse la razón, que no podía cambiar, que no podía avanzar, que cualquier resquicio sería consumido, una y otra, y otra, y otra, y otra vez por lo que antes ya había podido con él, su cabeza.
Sonrió.